8.58

muy asustada,
como la cebolla desprovista de su piel.
extasiada,
como el mar rebotante en la roca.
desnuda,
como el manzano sin sus manzanas.
perdida,
como una mariposa en mitad de la noche.
arrebatada,
como una bandada de golodrinas ruidosas.
estática,
como un carámbano milenario.

en silencio,
como que me matas dulcemente.

xío xicarú

entumecerse

mitad animal mitad persona. a medias de humanizar a través de un servatismo que todos tratan de ocultar. se traba al hablar, pero tiene tanto que decir. ya ni se acuerda de cómo se anudan las letras para convertirlas en frases inconexas. ya se abandonó al mundo ilusiorio de sí misma (de nuevo). no la verás salir de ahí. no tiene madre ni recuerdos bonitos. tiene margaritas enanas enredadas en las manos y en la punta de los dedos escribió esas cinco letras de las que tanto te vas a acordar durante los próximos años, o no.
rezar, no perdonar y seguir mi(e)ntiendo es una de las opciones que me quedan para que la balanza no se rompa y estalle en mí la veracidad inconfesable de un mundo que no puedo construir. porque yo soy un árbol que envidia ser una roca. yo soy como la madera, que flota, porosa, llena de arrugas, trabada de olores diferentes en cada veta. astillo y dejo que me astillen. quemo fácil pero dejo cenizas encendidas.
esto te lo digo a ti, nadie, que no me ves, que no me conoces, que no me dices nada. a alguien que nunca me olerá ni me besará el cuello por detrás como tanto añoré. es difícil saber por qué algunos puzzles nunca llegan a formarse. es complejo el azar si no crees en él, y si crees, siempre te la jugará.
apenas empiezo a vivir, otra vez y nunca, veo peces de colores dando vueltas en círculo, otra vez, el círculo siempre vuelve para dar la vuelta y cerrarse, delante de mis ojos. no quiero ver, no quiero verme. sólo puedo quemar mis pestañas una vez.

xío xicarú