Azotea

Como todas las mañanas subo a la azotea, siempre está sucia , abro el grifo del agua en el lavadero y me lavo  la cara, hay unos tabiques junto a la pared, subo en ellos y  miró por encima del pretil,  los pájaros hacen sus nidos entre la maraña de cables de luz, teléfono y no sé qué tantas cosas hacen esos cables.  Viendo de este lado el cerro, desde la azotea, todo es gris con puntos negros, son los tinacos de rotoplas de mil cien litros; esta vista no es como la de mi pueblo, allá no hay tinacos en las azoteas, mucho menos postes de luz....

Podría decir que los pájaros están muy a gusto aquí, nadie se preocupa por esa telaraña sobre la que forman su hogar, y ellos tampoco de la escases de alimento, aquí no comen semillas pero ya sea  en el pavimento o en alguna macetera del boulevard siempre habrá que consumir, no como en mi pueblo donde las gallinas tienen que rascar las piedras para encontrarlo.

Estas azoteas no son como las de mi pueblo, aquí no se alcanza a ver el cielo por más alto que uno esté.

Ro

brotes de luz

una hormiga amaneció temprano y empezó a recorrer el borde de mi cuerpo sobre el colchón, marcando la diferencia entre estar viva y amarte. en el punto donde casi se tocan la realidad y el sueño, me desperté. sin darme cuenta, me quedé observando el suelo, con esa mirada inerte que no da paso a ninguna emoción memorable. haciendo un esfuerzo recordé las casillas del sudoku que ayer no consiguieron llenarse y se me antojó una taza de café con hielo, como si fuera lo último que pudiese yo tomar antes de ir a morir a la silla eléctrica.
hacía calor. muchísima calor y humedad. de repente caí en la cuenta de que mis ojos estaban clavados en el punto de fuga exacto donde la luz que entraba por la rendija de la puerta se confundía con el rayito de sol que intentaba invadir las paredes blancas del cuarto. la hormiga seguía haciendo su caminito al borde de mi piel desnuda, como si me estuviera tomando las medidas. fue cuando llegó al pie izquierdo que mi expresión cambió radicalmente, y comencé a reír con esa risa tonta de mañana, dulce, incontrolada, casi con atisbos de locura transitoria. bueno, es que yo soy muy cosquilluda, la verdad.
esos fueron unos de los segundos mejor empleados de mi vida y todo gracias a una hormiga y su afán de delimitarme. tal vez tenía miedo de caerse a la cama, o tal vez mi cuerpo todavía estaba calentito, o bueno, sólo hay que huir de las casualidades como decía aquel maestro mío, y todo es un origen de nada en sí mismo como digo yo, como esa risa tonta consecuencia de un humor cáustico, o los idiomas muertos que algunas personas se empeñan en hablar mediante conversaciones vacías, interrumpidas por el timbre de clase o búsquedas fugaces en el diccionario de traduccciones bíblicas.

xío xicarú

Relámpago

Decidimos zarpar al mar del tiempo
las opciones llegaron
atiborrando el cielo de ideas.

Crecimos a la par
sabíamos que el curso presente
nos llevaría a otros vacíos.

Te encontré en el camino
la vereda que nos conduciría
a otros puertos.

Dijiste que esperabas
un enunciado
que definiera nuestras intenciones.

Estamos a babor del barco
miramos el cielo
y desatamos nuestras plegarias.

No cayeron estrellas
esta noche, a cambio
un relámpago cruza el océano.

Ro

electricidad

horas pasan y siguen estrujándome contra tu recuerdo. olvidé las ganas de celebrar mi huida y ya son varios los centenarios de nuestra muerte. entre la multitud de mí misma sólo logro disipar aquella noche de invierno que te encontré. entre árboles altos, secos, hacía frío, mucho frío. tanto que los pájaros se petrificaban en hileras inmóviles, y la luna era un farol débil, una enemiga de la luz. tanto que tus manos eran carámbanos apretando mis muslos contra el pasto.
sólo hoy puedo recordarte, al repicar del cansancio, de tu cuerpo indeleble. sólo hoy no quiero borrarte de mi cama. sólo hoy se me cae la pena, como cuando cae la ropa al suelo.

xío xicarú