triángulo

suelo explicarle mis problemas a las personas menos indicadas, conducir las conversaciones a lugares poco comunes y manejar la sintaxis de una conversación como un perro que se rasca compulsivamente las pulgas. como arrancándome la lengua de la boca o como tomar un raspado de limón electrizante en pleno verano. como si me fueran a premiar por armonizar las palabras con sonrisas disparejas.
luego, en mi cuarto tengo colgadas dos estrellas marinas, una de color rojo y otra de color azul. la roja significa que tenga cuidado con el mar, con las lenguas de fuego que me abrasan entre sus aleteos. la azul me recuerda lo fácil que es esconderme de todo, y dedicarme a mirar con ojos de ausente el vuelo de las moscas.
allá arriba, sobre el closet, hay una nota que nunca alcanzo a leer, pero tampoco me esfuerzo. mis manos están calientes, mis pies fríos. me voy a enfermar. de gusto.
y luego, sigo hablando sola, contra la pared blanca por la que caen gotas de sudor, la que me responde con un bucle de silencios encadenados. la pared donde estaban colgadas las dos estrellas, la que no me mira para no llegar a acuerdos. yo me iré de nuevo y ella se quedará, viendo como siempre, cómo siempre, llegan y se van.
me hago cargo de los dos, que siempre son tres, pero sólo soy yo.

xío xicarú

No hay comentarios:

Publicar un comentario